El interior desnudo
El concepto de Amor líquido básicamente refiere un signo inequívoco de la fragilidad de las relaciones humanas, marcadas por la falta de compromiso, pues éste pasa a ser visto como una trampa que nos ata irremediablemente a otra persona y reduce con ello nuestras posibilidades de establecer relaciones más ricas, estimulantes y satisfactorias. La fragilidad de nuestros lazos se hace evidente en la virtualidad, cambiamos el término relación por conexión, que dura mientras permanecemos en red; los sentimientos de inseguridad; la cantidad de contactos que sostenemos y la calidad de los mismos; el miedo a relacionarnos y el recurso constante a consejos y manuales, ofrecidos por expertos y novatos, sobre cómo sostener o hacer viable nuestra vida de pareja. Sin embargo, en palabras de Bauman, aunque parezca que buscamos una solución a esta problemática, nos debatimos constantemente entre el impulso de estrechar lazos y, a la vez, conservar cierta distancia para mantenerlos flojos, fáciles de desanudar cuando se requiera. Nos hemos convertido en seres descartables, sumidos en la lógica de probar, usar, desechar a las personas lo mismo que a las cosas.
En esta entrada me permito dar continuidad a mi proyecto de crear textos basados en imágenes, fragmentos o frases de obras literarias y sociológicas que he tenido el placer de leer. El primer trabajo de esta naturaleza fue Estrategia para matar un sueño, escrita a partir de una imagen de La balada del Café triste, de Carson McCullers.
LA HISTORIA
Hoy no
quiere escribir su día guiada por 80 caracteres tipográficos, que
una mañana anuncian horas soleadas en su horizonte y a la siguiente
predicen ruina, catástrofe. En las primeras horas del alba, antes de extender el periódico sobre la mesa del desayuno, le gana la lucidez, nota el juego tonto y el desacierto de los pronósticos.
Comprende que el trazado de una vida, desde el nacimiento hasta la
muerte, no está prefigurado en el movimiento de las constelaciones y las
órbitas planetarias, ni en el libro sagrado que guarda todas las
respuestas. Nacer igual que morir es aleatorio, ocurre cualquier
día bajo las circunstancias más inesperadas y absurdas. Nada es
inequívoco. Sin embargo, no
se detiene a considerar la veracidad de estas suposiciones que deshilvanarían 20 años de tejer atrapa sueños con hilos invisibles. Por el contrario, justifica la situación, un vaticinio negativo puede obedecer a un error no intencionado de
quien lo escribe, una mala lectura de los signos o un fallo en la
transcripción de los textos. Es tan fácil mudar una palabra por otra. No hay
pérdidas. Siente que hoy es un buen día para regirse por la pasión
y la voluntad
de Aries.
Sale
de casa vestida de rojo. Adorna su cuello una amatista colgada de
una cadena pequeña obsequio de su madre. Disfraza su espíritu de
valentía y decisión de lucha, y se ha guardado en la cartera los
rasgos del temperamento de Acuario, un comodín en caso que
falle su identidad presente. Recorre las calles sintiéndose fuerte,
libre, a la cabeza de una cruzada que reivindica lo absurdo. Llega a
su destino con la frente casi limpia de dudas. Antes de entrar amarra
los restos de incertidumbre a un árbol cercano, por si deciden andar
sin ella. Ana la espera detrás del mostrador de la librería con velada impaciencia, oculta por unos anteojos gruesos que igual le sirven de máscara.
Adriana, de paso hacia el guardarropa, le deja un saludo rápido
mascullado entre dientes, que traduce:
- Arpía, si pudiera te sacaría los ojos
Al volver rectifica con una correcta dicción.
- Hola, Ana, linda ¡Qué día más primoroso nos ha tocado!
Ana
que se toma el primer saludo como el trago amargo del café pasilla,
apenas colado y sin azúcar, decide mejorar la bebida con instacrem.
- Me encanta la luminosidad de los días de enero, aunque se vuelva inclemente al entrar la tarde. Fernando y yo hemos planeado ir al cine ¿Te apuntas?
Adriana,
poco acostumbrada a sostener una conversación con su interlocutora
más allá del saludo, tres o cuatro frases sueltas y las idas y
venidas rigurosas de una relación laboral, entiende que el “¿te
apuntas?” Es una formalidad expresada porque se intuye la
respuesta. Pero, hoy no hay pérdidas. Cambia su tradicional y
escueto “no” por un:
- Gracias ¡me encantaría acompañarlos!
Ana
se acomoda el antifaz y le devuelve una sonrisa sin dientes. Adriana
se toma a sí misma por sorpresa, duda. Siente que Ares abandona el
campo y deja el fuerte desprotegido. Reagrupa sus fuerzas en torno
al corazón abatido por la pesadez de la vigilia. Se desdobla de un
modo poco evidente para Ana y traslada al herido con prontitud al
mundo intemporal de los sueños. Desde ahí observa la vida
sin apenas sentirle arrastrar su pesado arnés por las arrugas.
El
temido momento llega con el hastío de las tres en punto. Con
exactitud Fernando cruza la puerta de la librería. Lo recibe una
Adriana extraviada entre los restos de un pasado común. Por temor a
causarle daño él interpreta a diario la misma rutina: le
regala una sonrisa amplia y generosa, y se detiene a observar las
novedades en el exhibidor. Ana entra en escena con rapidez,
escondiendo su olor a miedo con un perfume barato. Para romper el
hechizo conjura un saludo quedo en los labios de su amante. Aclara
la voz y se dirige a Adriana, usando el tono desafectado de ofrecer excusas
- Vuelvo en una hora. Entonces planearemos la ida al cine
Adriana
contesta desde tres metros bajo tierra, sorprendida por el arrojo de
Ana:
- No hay pérdidas. Hablamos cuando regreses.
Imposible construir un puente tan largo y en tan corto tiempo sin arriesgar la estructura. A fin de fortalecer el armazón, Adriana recurre a sus buenos recuerdos, anhela que la escolten segura por encima de los monstruos del presente. Se visualiza en el ayer. Recuerda el primer encuentro con Fernando. Una tarde de marzo, un hombre alto y encorvado entra a la librería a refugiarse de la lluvia. Ella le ofrece ayuda para secarse, preocupada más por los libros que por el bienestar del extraño. No oculta su disgusto cuando le dice, señalando el lavado:
- Menudo sitio eligió para escampar
Fernando la
observa avergonzado y le regala una sonrisa por disculpa. Adriana
guarda silencio y desvía la mirada. Se entretiene en minucias
mientras lo ve recorrer los estantes leyendo títulos, apreciando el
empastado, percibiendo el olor a nuevo. Le escucha dirigir unas
palabras al viento que terminan acariciando su oído:
- Me gustan los libros nuevos. Siento que al retirarles la envoltura los someto a la primera exposición a mis ojos lascivos. Algo de magia se pierde en ello. Quedan desnudos, vulnerables, a merced de quien les compra. Los llevo a casa como si cargara la fórmula para acumular un tesoro, letra a letra, palabra a palabra. Les rindo culto días, meses y acaso años mientras se acostumbran a mí. ¿Puede recomendarme algún título?
Adriana no
evitó sonreír ante la desfachatez del extraño. Había perdido
la capacidad de asombrarse con los libros. Los consideraba un
conjunto de hojas impresas, organizadas con más o menos aciertos.
En sus líneas rara vez encontraba respuestas a las preguntas
formuladas previamente.
Sin dejar
de sonreír contestó la interrogación con otra:
- ¿Tiene algún género, autor o título en mente?
- No busco nada especial; pero antes que cualquier recomendación me interesa saber si usted lee
- ¡Perdón! Creo no haberle entendido bien.
- Quiero saber si ha leído los libros que me va a sugerir.
- Usted entenderá, no estoy obligada a conocer todos los libros que distribuimos.
- Eso es claro. No espero asuma la actitud de la vendedora complaciente encargada de maquillar un producto deslucido. Tampoco quiero escucharle recitar la reseña impresa en la contraportada, esa puedo leerla en casa. Invíteme a leer un título que le guste.
- Entonces, permítame recomendarle Nueve novelas breves del escritor chileno José Donoso. Es una recopilación de escritos publicados inicialmente en tres volúmenes independientes; en ellos encuentra vertidos los interrogantes y los temas que inquietaron al autor desde sus primeras obras. Me gusta este libro por lo que devela de la naturaleza humana, de sus inclinaciones, despropósitos, miedos recurrentes, imposturas, artificios y búsquedas. Sus temáticas atraviesan ...
- Me basta con eso. Disculpe si la hice sentir que daba una lección para el maestro antipático. ¿Le gustaría conocer mi otra cara acompañándome a tomar un café?
- ¿Tiene algún género, autor o título en mente?
- No busco nada especial; pero antes que cualquier recomendación me interesa saber si usted lee
- ¡Perdón! Creo no haberle entendido bien.
- Quiero saber si ha leído los libros que me va a sugerir.
- Usted entenderá, no estoy obligada a conocer todos los libros que distribuimos.
- Eso es claro. No espero asuma la actitud de la vendedora complaciente encargada de maquillar un producto deslucido. Tampoco quiero escucharle recitar la reseña impresa en la contraportada, esa puedo leerla en casa. Invíteme a leer un título que le guste.
- Entonces, permítame recomendarle Nueve novelas breves del escritor chileno José Donoso. Es una recopilación de escritos publicados inicialmente en tres volúmenes independientes; en ellos encuentra vertidos los interrogantes y los temas que inquietaron al autor desde sus primeras obras. Me gusta este libro por lo que devela de la naturaleza humana, de sus inclinaciones, despropósitos, miedos recurrentes, imposturas, artificios y búsquedas. Sus temáticas atraviesan ...
- Me basta con eso. Disculpe si la hice sentir que daba una lección para el maestro antipático. ¿Le gustaría conocer mi otra cara acompañándome a tomar un café?
- Adriana cayó de golpe en mitad de la sala. Abrió la boca para liberar la tensión y sus labios formaron una sonrisa.¿Cuántas caras pueden dibujarse en la cabeza de un hombre?Durante los meses que caminaron juntos Adriana creyó conocer todos los semblantes que hacen a Fernando. Se acostumbró a sus frases manidas, sus gestos abrazadores, esa sensación de totalidad que se experimenta al volcarse en otro y aquellas palabras tiernas, sopladas suavemente a su oído, que eran la clave para iluminar su cuerpo y distinguirlo entre una multitud de oscuridades. Él le enseñó a reconciliarse con el miedo, y a remontar las alturas de su relieve convertida en mil suspiros alados. Ella le enseñó a desaprender el tortuoso camino que conduce a la nostalgia. Juntos descubrieron que para hacer magia bastan tres buenas razones, dos intenciones y un corazón dispuesto. Pese a las experiencias compartidas, periódicamente Adriana sometía la relación a un examen riguroso para conocer respuestas que sólo podía darle el tiempo.La mañana que fue interpelada por un Fernando ansioso y enamorado, dispuesto a dar el siguiente paso, Adriana leyó en el horóscopo una predicción devastadora que actualizó sus dudas: el amor no puede ser una moneda al aire. Deténgase a pensar si de verdad vale la pena una relación más profunda. Ningún signo podía ser más aciago. Ella que había esperado paciente encontrarse con este hombre parco, poco dado a las muestras de afecto en público, interpretó en el pronóstico un llamado a la cordura. Fernando podía ser el mejor de sus amores visibles; pero oculto entre los planes del Universo le esperaba un ser maravilloso con el cual compaginar perfectamente y en armonía. Decidió continuar la búsqueda. Los vaticinios del horóscopo sostienen su esperanza: Elimine de su mente los pensamientos negativos. No caiga en el pesimismo. Se hacen realidad sus sueños.Una hora después de internarse en el pasado el puente se agrietó por la sección menos prevista. Las incertidumbres, amarradas en el árbol de enfrente, se echaron a andar buscando un lugar propicio para afincarse. Descubren sin demora el corazón abatido de Adriana, expulsado del país de los sueños. Por todo gesto, ella extrae de su cartera los rasgos del temperamento de Acuario y se dispone a enfrentar a Ana.
¡Libertad ... para pensar!
Hola, María Eugenia
ResponderBorrarMe ha encantado tu escrito, tus planteamientos son muy claros e inteligentes, además me ha atrapado de manera que he querido llegar al final.
Ciertamente estamos en una época de amores instantáneos, algo así como la comida rápida. Los desencuentros y la falta de compromiso ha marcado este tiempo que espero que poco a poco encuentre el norte :)
Acerca de las supuestas predicciones de los astros, respeto mucho los gustos o creencias ajenas, pero sería bueno que cada quien aprenda a determinar su vida por razonamiento y no por las palabras de los charlatanes.
Feliz fin de semana
Rudelcy González
Hola, Tú, gracias por tu amplio y detallado comentario. Comparto tu opinión sobre las influencias externas que influyen en nuestras decisiones y pueden alterar el adecuado curso de nuestra vida. Saludos
BorrarQuerida niña mía:
ResponderBorrarAtrapada desde principio a fin , meditando en esas decisiones que nos hacen dar pasos hacia atrás o giros que no sabemos a donde conducen, pero que conjuran arrepentimientos y nostalgias. Muy triste la historia y muy cierta tu visión de ella y además con esa suave pluma tuya que embellece la tristeza. me encantó. besos chiquita
Gracias, querida. Aunque la historia sea triste, esos giros y pasos atrás que refieres hacen nuestros días más interesantes.
Borrarsi hay una parte del mundo que nos ata al caos pero hay otra muy bella totalmente opuesta que se encuentra en el interior de uno, donde reina la quietud interior ..
ResponderBorrarHola, princesa. Gracias por tus dulces palabras
BorrarConocer a Dios --Deepak Chopra
ResponderBorrarHola, querida. Gracias por dejarme tu huella. Me alegra conocer tus nuevos descubrimientos y especialmente que los compartas. Abracitos.
BorrarUfff, qué bueno, y qué hermoso..!! una maravilla leerte amiga, me encantó este texto, lo comparto en facebook y aquí, gracias por el rato
ResponderBorrarGracias a ti, Alfmega. Me gusta que te hayas divertido con el texto.
BorrarExcelente historia, a mi me apasiona esa fragilidad de las relaciones humanas...
ResponderBorrarLa fragilidad de nuestras relaciones exige que las tratemos con cuidado, esmero y paciencia, cosas que olvidamos por los afanes y angustias cotidianas
BorrarBuena historia, queda compartida
ResponderBorrarUn abrazo Maria!!
Un abrazo también para ti, Antonio. Gracias por la constancia
BorrarExcelente, inteligente y minucioso examen de lo que a veces ganamos y perdemos en las relaciones. Con nuestras limitaciones, miedos y demás condicionamientos, impuestos por nuestra búsqueda de la perfección. A su vez, un relato que te deja con ganas de mas. Mas que interesante lectura María. Felicidades! Besos !!
ResponderBorrarLas relaciones son una apuesta más en las que unas veces ganamos y otras perdemos. Este personaje eligió perder de algún modo, lo que pudo ser una ganancia si su objetivo se hubiese cumplido a corto plazo; pero al parecer la vida tenía otras disposiciones. Abrazos, Soledad
BorrarMagnífico.
ResponderBorrarGracias, Clyo. Saludos
BorrarLo haces tan sumamente bello que acabo noqueada. Eres prodigiosa.
ResponderBorrarGracias, Ainhoa. Tus palabras son un aliciente para continuar estos ejercicios de escritura
BorrarInteresante historia como la vida misma. Cuántas veces en la toma de decisiones importantes se tienen en cuenta elementos ajenos. Una pena. Podía haber sido una bonita historia.
ResponderBorrarY como la vida, esta historia puede ser leída e interpretada desde otros muchos aspectos que no fueron expuestos acá. Gracias por pasarte, Pilar
BorrarQue bien, que suerte, hoy he podido parar a leer y que alegría haber parado aquí. GENIAL un besazo
ResponderBorrarHola, Guillermo. Me alegra saber que te gustó mi entrada. Siempre es un placer tenerte por acá
BorrarEnhorabuena!! pienso que tienes un magnifico blog con unas letras muy bien escritas.
ResponderBorrarGracias, Teresa. Eres muy gentil
BorrarHe leído y disfrutado tu Enjambre. Gracias por pasar a saludar
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